El Presidente de los Estados Unidos Donald Trump continúa señalando la inversión en infraestructura como uno de los elementos que marcarán su Administración. Sin embargo, no encontramos finalizando la primera mitad del 2017 y no se cuenta aún con una línea estratégica ni definiciones en acciones específicas.
De manera reiterada escuchamos que la inversión privada será la clave, pero no vamos más allá del discurso. En este sentido, como profesionales del sector económico y financiero, debemos tener claro los siguientes 3 elementos con el fin de comprender y poner en adecuada perspectiva las propuestas que se discuten en Washington.
1. La inversión en infraestructura debe ir de la mano con la responsabilidad fiscal
En un reciente artículo publicado en el Oxford Review of Economic Policy (vol.32, no.3, pp. 360-390) titulado “¿La Inversión en Infraestructura lleva al crecimiento económico o la fragilidad económica?: Evidencia de China”, se analiza el impacto económico de 95 proyectos de infraestructura vial (74) y de ferrocarriles (21) ejecutados por el gigante asiático entre 1984 y 2008. El estudio encontró que el 75% de los proyectos presentó sobre-costos en su etapa inicial (desde la preparación hasta su construcción) equivalentes a un 41.5% del costo inicial estimado en proyectos viales y de un 27.5% en obras ferroviarias.
Con respecto a la proyección de demanda, se concluye que 2/3 de los proyectos presentaron en promedio una demanda 41.2% menor a la proyectada, mientras en 1/3 superó en un 61.4% la cantidad de usuarios estimada; reflejando en ambos casos una ineficiente asignación de los recursos públicos. De este modo, la combinación entre elevados sobre-costos y una débil estimación de la demanda, resulto en que el 55% de los proyectos presentaran una razón Beneficio/Costo menor a 1, es decir destruyeron valor en la economía China, aún y cuando en el corto plazo su construcción generara cierto dinamismo. Con estos resultados, los autores estiman que cerca de 1/3 de la deuda total China se debe a inadecuada gestión en el desarrollo de obra pública. En este contexto, no es sorpresa la reducción en la calificación crediticia de China que realizó Moody´s en el mes de Mayo 2017 (de Aa3 a A1).
Por este motivo, la Administración Trump deberá tener claro que más no siempre es mejor y que además de hablar de montos de inversión (US$1 trillón) sus esfuerzos deben orientarse a esquemas que propicien un uso eficiente de los recursos.
2. Fondeo y Financiamiento son conceptos distintos
Es común escuchar que la inversión privada se encargará de modernizar la infraestructura de la economía estadounidense. Sin embargo, debemos detener claro que aún y cuando el sector privado asuma en su balance el financiamiento, alguien deberá pagar por los proyectos (fondeo).
Las fuentes de fondeo se refieren al origen de los ingresos que generará el proyecto. Específicamente pueden ser pagos del usuario (tarifas/peajes), pagos del Estado (recursos de impuestos) o una combinación de ambos. El financiamiento por su parte, corresponde a los recursos que deberán repagarse como parte de la estructura de capital utilizada para el desarrollo del proyecto, es decir créditos, bonos, y aportes de accionistas (European PPP Expertise Centre 2016, Hurdles to PPP Investments: A Contribution to the Third Pillar of the Investment Plan for Europe). En este sentido, el plan de Washington además de apuntar a esquemas de Participación Público Privada (PPP) debe tener claro quien pagará por dichos proyectos a lo largo del tiempo.
3. PPP no implican privatización
El European PPP Expertise Centre (2011) en su documento "A Guide to Guidance: Sourcebook for PPPs", define la PPP como contratos: i) basados en la provisión de servicios considerando todo el ciclo de vida del proyecto (no solamente la construcción), ii) bajo los cuales se transfiere riesgos al sector privado y iii) donde el pago recibido por el concesionario (fondeo) - está directamente ligado a los servicios prestados. Es decir, se pasa de un modelo tradicional donde el sector privado es un proveedor (diseña y se va o construye y se va) a uno donde su negocio depende del éxito de largo plazo del proyecto (un atraso, sobrecostos, mala ejecución generan un impacto a la expectativa de utilidades de la empresa).
En la PPP, los activos son siempre propiedad del Estado, pues recordemos que a cambio de las inversiones realizadas, el Estado brinda al concesionario el derecho de gestionar el negocio propio del proyecto. La estructura de financiamiento por su parte se fundamenta específicamente en los flujos de caja libre generados por el proyecto; es decir en un modelo de project finance.
Ante una red de infraestructura calificada por D+ por la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE por sus siglas en inglés), el reto que enfrentan los Estados Unidos es de enormes dimensiones por lo que los operadores de los mercados financieros debemos estar atentos para leer de manera adecuada las decisiones que esperemos se empiecen a tomar pronto. En los siguientes artículos profundizaremos en los conceptos de project finance y en el rol de los inversionistas institucionales en el desarrollo de obras públicas.