Los Estados Unidos mantienen un interesante debate sobre las formas de atender el rezago en la red de infraestructuras. Sin embargo, esta discusión no es propia de la economía norteamericana, los países de América Latina avanzan (algunos mucho más rápido que otros) en el desarrollo de esquemas que permitan acoplar las necesidades de obra pública con capitales privados ávidos de alternativas de inversión que les permitan mejorar el rendimiento de sus portafolios.
En este contexto, los esquemas de Alianza Público Privada o Participación Público Privada (APP - PPP - Concesión) se han constituido en el perfecto mecanismo para potenciar la capacidad de gestión, innovación y fortaleza financiera del sector privado.
¿Qué es específicamente una APP?
El European PPP Expertise Centre (2011) en su documento "A Guide to Guidance: Sourcebook for PPPs", define las APP como contratos: i) basados en la provisión de servicios considerando todo el ciclo de vida del proyecto (no solamente la construcción), ii) bajo los cuales se transfiere riesgos al sector privado y iii) donde el pago recibido por el concesionario -sea por medio del cobro de tarifas (ej. peaje), pago directo del gobierno o combinación de ambos- está directamente ligado a los servicios prestados. Es decir, se pasa de un modelo tradicional donde el sector privado es un proveedor (diseña y se va o construye y se va) a uno donde su negocio depende del éxito de largo plazo del proyecto (un atraso, sobrecostos, mala ejecución generan un perjuicio a la expectativa de utilidades de la empresa).
En las APP, los activos son siempre propiedad del Estado, pues recordemos que a cambio de las inversiones realizadas, el Estado brinda al concesionario el derecho de gestionar el negocio propio del proyecto. La estructura de financiamiento del proyecto se fundamenta en los flujos de caja libre generados, ya que ni los terrenos ni ninguno de los activos podrán ser utilizados por el concesionario como una garantía.
¿En qué se diferencia del modelo convencional?
Los modelos APP van más allá de la búsqueda de formas adicionales de fondeo (cobro de tarifa), sino plantean el uso eficiente de los recursos financieros. En este sentido, las APP incorporan los siguientes elementos diferenciadores.
1. Se contratan servicios. En el modelo tradicional el Estado contrata la construcción de una carretera con determinadas características específicas, es decir se compra "una cosa". En las APP se contratan resultados, por ejemplo en una carretera un resultado sería conectar punto A con punto B con determinados niveles de servicio.
2. Estado transfiere riesgos al sector privado. Mientras en el modelo tradicional el Estado retiene la mayoría o todos los riesgos (sobre-costos, atrasos, etc.), en las APP se transfieren riesgos propio del proyecto al sector privado.
3. Visión de ciclo de vida. En el modelo convencional se contrata típicamente sólo la construcción. Por el contrario en la APP el contrato implica todas las fases del proyecto: financiamiento, diseño, construcción, operación, mantenimiento. Con la ventaja que alinea los intereses del sector privado con el éxito de largo plazo del proyecto.
4. Un solo contrato. En el modelo convencional se realiza una contratación de una empresa para el diseño, otra empresa para la construcción, otra empresa para el mantenimiento y así sucesivamente. En las APP solamente se firma un contrato con el concesionario, siendo este el encargado de realizar todas las actividades requeridas.
5. El concesionario es accionista. En la APP el concesionario es accionista (aporta equity) del proyecto, es decir solamente realizará el rendimiento esperado de su inversión en el tanto el proyecto sea exitoso en tiempos, costos y calidad del servicio. En el método convencional la empresa privada es un proveedor que enfocará sus esfuerzos únicamente en la fase para la cual fue contratado, asumiendo un nivel de riesgo muy limitado.
En los siguientes artículos ampliaremos sobre los aspectos fundamentales para el éxito de los proyectos APP en los mercados financieros.